Las rosas existen siempre;
entre una que se marchita
y otra que nace y florece,
persiste su recuerdo.
Ni sus pétalos marchitos
podrán mitigar
su pasado esplendor.
¡Una Rosa!
por mucho que la mires,
por muchos que la miren.
¡NUNCA! perderá su encanto.
Y..., aún marchita,
sus pétalos aparecen vivos,
siempre recordando
su presente esplendor.
No existe olvido,
solo..., recuerdo vivo.
¡Una rosa!, ¡Una flor!...
entre una que se marchita
y otra que nace y florece,
persiste su recuerdo.
Ni sus pétalos marchitos
podrán mitigar
su pasado esplendor.
¡Una Rosa!
por mucho que la mires,
por muchos que la miren.
¡NUNCA! perderá su encanto.
Y..., aún marchita,
sus pétalos aparecen vivos,
siempre recordando
su presente esplendor.
No existe olvido,
solo..., recuerdo vivo.
¡Una rosa!, ¡Una flor!...