jueves, febrero 25, 2010

MADUREZ






Sereno, cruzado de brazos, espero;
ni el rayo me inmuta, ni el viento, ni el mar,
ya contra la suerte ni el tiempo me altero,
pues sé que el destino, propicio o severo,
aquello que es mío, por fin me ha de dar (...)

Poema: Esperanza.
Autor: John Burroughs.
Traducción: Manuel Curros Enríquez

Comentario: Sus pasiones y sus odios se habían ido apagando en la serenidad de su madurez lograda.
Estos versos son un resumen de su estado de espíritu.

Autor del comentario: Celso Emilio Ferreiro.

jueves, febrero 11, 2010

SEGUNDA OPINIÓN

Desde hace algún tiempo vengo en observar a las personas mayores que se encuentran bien.
A muchos conocidos suelo preguntarles, para sorpresa de ellos, que es lo que hay que hacer para llegar a mayor y encontrarse bien. Las respuestas son de lo más variado que puede uno imaginarse. Hoy, recuerdo la de un señor -en otro tiempo fuimos vecinos- que alzando los brazos me dijo: ¡Bueno!, lo primero, ¡hay que tener suerte!. Continúo con el mismo tema aunque pueda no parecerlo.
Existe en el momento actual, una gran cantidad de personas enfermas, no voy a entrar en detalles que pudieran herir sensibilidades; en el supuesto, cada día más frecuente, de que de un momento para otro a una persona próxima puedan diagnosticarle un "cáncer", las reacciones de esa persona y también de su entorno, puede, y de hecho le llevan a acumular multitud de diagnósticos y de tratamientos.
Recuerdo una conversación con un Jefe de una Unidad de Reanimación: la segunda opinión crea duda; la tercera mata.
Gran parte de los directamente afectados y sus próximos -que no prójimo- quieren obtener la certeza -por otra parte, imposible- de saber lo que tienen y, un porcentaje exacto de sus probabilidades en la operación y postoperatorio. Los hay incluso que van a morir a Houston -Tejas, USA-. Como dicen o decían algunos toreros al salir al ruedo en tarde de Corrida: "Que Dios reparta suerte..."

jueves, febrero 04, 2010

CALMA








E l falso amor,
nos deslumbra.
Al amor verdadero,
lo obviamos.

Lo grande,
lo apreciamos.
Los pequeños detalles,
los olvidamos.

Vivimos ciegos
gran parte
de nuestra vida,
en el filo del abismo.

El aire, el viento,
hacia arriba
nos lleva hasta que,
cuando llega la calma,
nos caemos.

¡Creíamos siempre
poder volar...!