viernes, octubre 30, 2009

CITAS (una más, más una)

VITORIO DE LENCE

Como regresó de Cuba con un panamá, reloj con cadena de oro, anteojos para leer el periódico y hablando castellano comenzaron a darle el don, don Vitorio de Lence. Tendría sus cuarenta y cinco años, más de mediana estatura, el pelo arrubiado y rizo, y era muy amable conversador. Empezó a dar consejos a los vecinos enfermos los cuales sanaban si atendían a sus instruccciones. Don Vitorio de Lence aseguraba que en Santiago de Cuba había aprendido ciencia médica con un sabio negro.

- Aquí levantan la paletilla -decía-, pero en Cuba levantan el aliento.

Don Vitorio de Lence levantaba el aliento a sus vecinos enfermos, y también acertaba con las vacas y los cerdos. No cobraba nada, acudía siempre que lo llamaban, y era muy apreciado. Un día lo llamaron para que viese al sacristán de Pol, que tenía un cólico. Don Vitorio Lence le tomó el pulso y le dijo:

- Estás mal, pero yo puede curarte, que tengo fuerza medicinal para ello, pero para pasártela, tengo que ponerme desnudo y tú también.

Don Vitorio Lence se desnudó y se puso a los pies de la cama del sacristán, haciendo con las manos pases en el aire. Terminada la sesión, recetó una infusión de flor de tojo. Al sacristán le paso el cólico, y nunca más volvió a tener otro. El caso fue muy comentado. Hubo muchos enfermos a los que don Vitorio Lence curó desnudándose ante ellos para que de su cuerpo saliesen con facilidad las virtudes curativas. Muy respetuoso, antes de desnudarse pedía a las señoras que cerrasen los ojos. A veces explicaba que si hubiese la instalación adecuada, que podía probar que tenía en su cuerpo corriente eléctrica suficiente para encender una bombilla de cuarenta.

Una tarde de invierno lo llamaron para que fuese al pazo de Meza, que la más joven de las señoritas estaba muy mal. Un médico había dicho que era cosa de estómago y otro que tenía mal el hígado. El caso es que estaba muy mal. Era la mas joven de las tres hermanas solteronas, y aún estaba de buen ver. Pasaba el día bordando, cuidando las flores y tocaba algo el piano. Don Vitorio Lence aseguró que aquel era precísamente uno de los casos en los que no tenía más remedio que desnudarse. Las tres hermanas celebraron sesión en el comedor de la casa, y decidieron que lo más importante en esta vida es la salud y que UN DESNUDO DE HOMBRE TOMADO COMO MEDICINA, QUE NO SUPONÍA DESHONESTIDAD. ¡Si vivieran sus padres y lo vieran! Pero los tiempos cambiaban y las ciencias adelantaban. Don Vitorio Lence se desnudó a los pies de la cama de la señorita Delia, hizo los pases de rigor, le frotó los pies, y finalmente, dándole un beso en uno de ellos, le dijo:

- ¡Ya está Usted curada!

Lo que estaba era mejorada, pero de vez en cuando le venían los dolores y unos sofocos, y había que llamar de nuevo a don Vitorio Lence. Un día don Vitorio les dijo a las hermanas:

- Para una CURACIÓN COMPLETA, no hay más solución que el CUERPO a CUERPO. Y como se trata de una señorita muy decente, no tengo inconveniente en sacrificarme y pasar al matrimonio.

Y como la salud es los más importante de esta vida, doña Delia se casó con don Vitorio, y con el matrimonio curó del todo. Por pedido de su mujer, Don Vitorio se retiró de la medicina de señoras, y últimamente se dedicaba al ganado lo que no le obligaba a desnudarse.

(DON ÁLVARO CUNQUEIRO...)

lunes, octubre 19, 2009

REGÁLAME LA VIDA

¡Regálame la vida!
que la muerte nació conmigo.

¡Regálame la vida!
que la muerte conmigo camina.

¡Regálame la vida!
que la muerte conmigo termina.

¡Regálame la vida!
que todo lo demás,
¡todo lo demás!
aquí se queda... y,
mi vida se va conmigo.

sábado, octubre 17, 2009

ATARDECER "versus" AMANECER


Atardecer del día
12 Octubre 2.009.
En Ruta por la N-VI entre
Guísamo e Iñás.

Fotos hechas por el
copiloto (ego).




Amanecer del día
13 de octubre de 2.009.
Inmediaciones de Alvedro.




Atardecer del día
13 de octubre de 2.009.
Desde una Isla en Tierra Firme.






El mejor regalo que me hice a mí mismo: una Canon Ixus 70, hara aproximadamente unos tres años...

martes, octubre 06, 2009

PENEDO DA SILVOSA

José Pillado Cruces, conocido por Penedo da Silvosa contaba muchas historias en la taberna de Silleda a donde iba a echar la partida. De gran parte de ellas había sido testigo, -por ejemplo, en Barbastro, cuando fue a hacer el servicio militar-, o en Zaragoza, donde remató sus estudios de sastre con un cojo muy famoso especializado en chaqués para novios. ¡Lástima que en Silleda no se usase el chaqué, que Penedo había aprendido muy bien la ciencia del corte en Zaragoza! Cuando Penedo llegó a Barbastro, andaba la población revuelta , que en los montes cercanos había sido visto uno como oso, sólo que con grandes cuernos, y que era muy corredor. Las gentes temían salir a la atardecida al campo , porque alguien había dicho que el tal oso, o lo que fuese, había estado, de la parte de Francia, donde había dado muerte y devorado a la mujer de un gendarme, que le llevaba a este la cena al puesto fronterizo que guardaba. Penedo fue uno de los voluntarios que salió al monte a la busca y captura de la bestia, de la que un sargento andaluz decía que no venía en los libros, y que a lo mejor era una cría perdida del abominable hombre de las nieves. La bestia no fue encontrada, pero una Junta de Damas que había en Barbastro, les dio a los cazadores voluntarios una merienda. Penedo, con las copitas de vino dulce, se animó y se arrimó un tanto demasiado a la dama que estaba sentada a su lado. Esta, que también había bebido sus copas, se dejaba querer. Era una cincuentona muy pomposa, la cual, golpeando con su rodilla la rodilla de Penedo, le dijo casi al oído:

¡Se ve que eres un valiente!

La cosa no pasó de ahí, aunque Penedo, contando, guiñase un ojo a los contertulios. También contaba Penedo que en Zaragoza le había hecho a la señora de un concejal los primeros pantalones que una mujer decente había usado en la capital maña. Le había tomado las medidas con mucha delicadeza, que hay que ser muy mirado en sastrería con las mujeres, por decoro del oficio, y más todavía con las aragonesas que son de genio pronto. Penedo, después de pensarlo un poco, se decidió a sujetar la cinta métrica con pinzas, y a sí no acercaba los dedos a la cadera de la señora, ni a la cintura, ni siquiera al tobillo, tomando los anchos de abajo de la prenda, El sastre que lo empleaba lo felicitó por aquella delicadeza, y comentó:

¡No sabía que fueran tan finos los gallegos!

Estando en Zaragoza, el ayudante del sastre maestro, que se llamaba Juvenal, lo invitó a su casa una sesión de espiritismo. Por aquel entonces se había cometido un crimen en Huesca, por celos, y todos querían hablar con la viuda difunta para que dijese quien fuera el matador. Por fin, allá a las doce de la noche y cuando ya iba una hora larga de sesión, respondió la viuda. Dijo claramente:

-¡Que me mata el gallego!

-Todos miraban para mí -contaba Penedo-, pero yo podía probar que el día del crimen estaba en Zaragoza. Luego se supo que el criminal fuera un chulo llamado Fortunato Gallego Juncal, que pintaba baturros en las botas que compraban los turistas, llenas de vino de Cariñena. Penedo comentaba:

-Volve un vivo á casa de puro miragre!


Autor: Don Alvaro Cunqueiro.

¿PAZ? -- CITAS (Lucas 12 49-53)

Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y que he de querer sino que se encienda?
Tengo que recibir un bautismo, ¡cómo me siento constreñido hasta que se cumpla!.
¿Pensáis que he venido a traer la paz a la tierra? Os digo que no, sino la disensión.
Porque en adelante estarán en una casa cinco divididos, tres contra dos y dos contra tres;
Se dividirán el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre y la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

lunes, octubre 05, 2009

AMOR ETERNO (-I-)

Uno/a le jura amor eterno
el otro/a, le corresponde.

después, en algún momento
puede que lleguen los dias de duda,
también, las noches de engaño.

La apariencia es de mar calma,
debajo, yace la tempestad.

De día, duda o no duda;
de noche, engaño o no engaño.

Un paso al frente, yo, puedo.
Lo hizo con uno/a, otro/a,
alguien diferente, distinto/a.

Una vez, para adquirir confianza,
otras veces, más, para que los demás se enteren.

Puede ocurrir que el "placer", "la vida", quedara atrás,
no lo encuentra...

"Pensé que no volvería a sentirlo nunca...",
fue el punto final...

Nunca más existió relación o contacto,
porque él/ella, dijo para si mismo/a:

"Ya no te pertenezco..."

(Continuará...)

ASSISI


CÁNTICO DEL HERMANO SOL [Cánt]
o
ALABANZAS DE LAS CRIATURAS

.

1Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

2A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

3Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.

4Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

5Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

6Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

7Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

8Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

9Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.

10Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.

11Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.

12Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

13¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.

14Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.